La delegación de Pastoral de la Salud ha hecho público el calendario de actividades que se van a desarrollar en el marco de la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo.
El lema escogido por la Santa Sede en esta trigésimo tercera edición es “En esperanza fuimos salvados”. En el mensaje del Papa, que puedes leer íntegro en este enlace (https://www.conferenciaepiscopal.es/mensaje-papa-francisco-jornada-enfermo-2025/), nos invita a meditar sobre tres aspectos fundamentales que manifiestan la presencia de Dios junto a los que sufren: el encuentro, el don y el compartir.
En lo relativo al encuentro, Francisco recuerda que Jesús envió a sus discípulos a anunciar a los enfermos que “el Reino de Dios está cerca de ustedes”. Así, el Papa subraya que incluso la enfermedad puede convertirse en una oportunidad para encontrar al Señor. “El tiempo de la enfermedad nos confronta con nuestra fragilidad –física, psicológica y espiritual–, pero también nos hace experimentar la cercanía y la compasión de Dios”, asegura el Santo Padre. En Jesús, que compartió nuestros sufrimientos, encontramos una compañía constante.
“Una experiencia que nos vuelve fuertes”
La enfermedad, explica Francisco, es una experiencia que nos transforma al hacernos más conscientes de que no estamos solos. “Es el hallazgo de una roca inquebrantable a la que podemos aferrarnos para afrontar las tempestades de la vida. Una experiencia que, incluso en el sacrificio, nos vuelve más fuertes”.Por otro lado, en cuanto al don, Francisco enfatiza que la esperanza es un regalo que proviene de Dios: “Nunca como en el sufrimiento nos damos cuenta de que toda esperanza viene de Dios. Por eso, debemos acogerla y cultivarla, permaneciendo fieles a la fidelidad de Dios”.
El Pontífice señala que la resurrección de Cristo es la clave para entender este don. “Solo en su Pascua encontramos la certeza de que nada podrá separarnos jamás del amor de Dios”. Además, esta esperanza es también una invitación a la fidelidad: “La esperanza nos enseña a confiar, no en nuestras propias fuerzas, sino en la fidelidad de Dios, que nunca nos abandona”.
El tercer aspecto del mensaje papal es el compartir. Para Francisco, los lugares de sufrimiento son, paradójicamente, lugares donde se revela el amor. “Los hospitales, las residencias de ancianos, los hogares donde se cuida a los enfermos se convierten en lugares de intercambio y enriquecimiento mutuo”.
Ángeles de esperanza
El Papa señala cómo, acompañando al enfermo, se pueden aprender lecciones fundamentales. “¡Cuántas veces, junto al que sufre, aprendemos a esperar! ¡Cuántas veces, inclinándonos ante un necesitado, descu
brimos el amor!”. En este contexto, cada persona involucrada –familiares, médicos, enfermeros, voluntarios, religiosos– se convierte en un “ángel de esperanza, un mensajero de Dios”.
Finalmente, en el contexto del Jubileo, Francisco subraya el papel especial de los enfermos y quienes los acompañan. “Su caminar juntos es un signo para todos. Es una armonía a veces difícil de realizar, pero precisamente por eso, muy dulce y fuerte, capaz de llevar luz y calor donde más se necesita”. El Papa anima a toda la comunidad cristiana a abrazar esta misión de esperanza. “En este Jubileo, los enfermos y sus cuidadores tienen una tarea única: recordarnos que la verdadera fortaleza no se encuentra en el éxito o la salud perfecta, sino en la capacidad de compartir el amor de Dios incluso en medio del sufrimiento”.
Jornadas Diocesanas
Las jornadas dieron comienzo el pasado 6 de febrero en las oficinas de la curia diocesana y continuarán los días 20 y 27 en horario de 17:30 a 19 horas.
El 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, se celebrará la Eucaristía de estas jornadas en San Pío X a las 19 horas, mientras que la procesión de antorchas tendrá lugar el día 15 a las 18:15 h. y concluirá con la celebración de la Eucaristía en Santiago el Real presidida por el Sr. Obispo a las 19h.