Un año más llama a nuestras puertas la Jornada de la Vida, para recordarnos el valor de la vida humana en medio de una sociedad marcada por la superficialidad. El próximo 6 de abril se celebra la JORNADA POR LA VIDA, y los obispos españoles nos invitan a acompañar la vida humana, la vida de cada persona en todo momento y a posicionarnos con firmeza en su defensa y acompañamiento.
Con motivo festivo, para celebrar esta jornada se han programado una serie de acciones y actividades que os indicamos para que les deis la máxima difusión e invitéis a todos vuestros feligreses, miembros de grupos, movimientos y actividades pastorales a participar activamente acudiendo a las propuestas de se hacen desde la Diócesis:
Día 6 de abril, sábado, a las 12,00 h. en la Concha del Espolón de Logroño:
– Concentración de todas las personas que estamos a favor de la vida.
Habrá música en directo, lectura de un Manifiesto sobre la defensa de la Vida hinchables para los más pequeños y suelta de globos.
Día 8 de abril, lunes, a las 20,00 h. en la Concatedral de la Redonda:
– Eucaristía presidida por D. Santos Montoya.
Este año el lema de la Jornada es: “La vida, buena noticia”, que nos recuerda que debemos celebrar la vida con alegría y ternura en todo momento, acompañando al indefenso y al débil en las situaciones en que es más vulnerable.
Los obispos de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la Vida nos invitan especialmente a los cristianos a dar sentido a este lema en nuestra vida.
¿Por qué la vida es una buena noticia?
La vida no es “un derecho absoluto a la libre disposición del criterio humano” es “un don de Dios” y este es el motivo “más profundo” para que sea considerada “una buena noticia”. Los obispos distinguen entre el don que “es algo que acogemos porque se nos entrega” y el derecho que “es algo que nosotros podemos exigir, con sus límites en el caso de la vida”. También señalan la diferencia entre regalo y don. El primero, “es algo que se me da para que disponga de ello como quiera”, mientras que el don “implica una tarea, una responsabilidad”, con unas implicaciones al inicio, en el transcurso y al final de la vida.
Ser portadores de la “buena noticia” nos indica que debemos ser fuentes de evangelización, especialmente en diversos momentos de la vida:
- Acompañando en la discapacidad. La vida en ocasiones nos enfrenta a situaciones complicadas en las que la discapacidad pone a prueba el desarrollo de un proyecto familiar.
- Cuidando de las personas mayores, que poseen la experiencia y la sabiduría de la que carecen los jóvenes, aportando a la sociedad unos valores firmes que se deben saber valorar y agradecer como pilar de sustento familiar.
- Estando junto a aquellos que luchan por un trabajo decente. El acompañamiento en circunstancias de desempleo y apuro económico es fundamental para lograr hacer ver la luz que reside al final del túnel de la desesperación.
Ahora bien, esta situación en la que la sociedad trata a la vida humana, continúan indicándonos nuestros obispos, no nos debe llevar al pesimismo ni a la desesperanza. Somos parte del plan de amor que Dios tiene para todos nosotros y debemos confiar en que, con la oración por la defensa de la vida humana, con nuestro testimonio personal firme y constante y con nuestro compromiso público de afirmación de la dignidad de la persona sea cual sea su condición o situación, podemos transformar este mundo al que Dios ama tanto.
Pidamos a María, Madre de la Vida, que infunda en nosotros un amor concreto y creativo para instaurar la cultura de la vida, acompañando y acogiendo a cada persona.