Unos 200 jóvenes riojanos, acompañados por diferentes sacerdotes de nuestra Diócesis y el Obispo, han participado en la Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Lisboa a comienzos del mes de agosto. Algunos de ellos, partieron a finales de julio para participar en los días previos a la celebración de este encuentro con el Papa Francisco, visitando diferentes lugares de Portugal como Soure, Montemor o Velho o Coimbra.
Una de las chicas que acudió a la JMJ es Marta García Gorriti, de Calahorra y tiene 25 años. Este es su testimonio:
“Para mí la JMJ fue un gran abrazo para el alma. Una experiencia de comunión plena con Dios, sobre todo a través del prójimo. A lo largo de esta experiencia el Señor me fue regalando personas maravillosas con las que compartir su amor. Y es que Dios es tan grande que no cabe en un solo corazón, necesita compartirse y yo tuve la oportunidad de compartirlo con más de un millón de personas en Lisboa. Empezando con la comunidad portuguesa de Granja do Ulmeiro en Coimbra, que nos acogió con una alegría y un cariño increíbles. Nos cuidaron, nos alimentaron, nos enseñaron los lugares emblemáticos de su tierra… siempre con una sonrisa, cuidando todos los detalles, llenos de amor y cariño. Y yo pensaba “Así, así nos ama Jesucristo. Están tan llenos de amor que se les desborda el corazón y lo tienen que sacar”. Y este pensamiento se repitió a lo largo de los doce días que estuvimos peregrinando. No importaba el calor, el cansancio y los malestares, siempre había alguien a mi lado con el corazón a rebosar. Y día a día, compartiendo mi vida con estas personas, notaba cómo comenzaba a rebosarse el mío. Unas palabras de aliento, una botella de agua, una conversación en la que te sientes comprendido, un abanico… los detalles quizá eran pequeños, pero el amor con que se hacían era tan grande que resultaba conmovedor. Dios no solo se hizo presente ante mí en el pan, Dios se hizo presente en cada rostro de mi alrededor, y me amaba fuerte e incansablemente. El Señor en Lisboa nos regaló una comunidad, algunos ya la teníamos, otros quizá nunca habían experimentado algo así, pero lo que está claro es que crecimos más juntos. Porque si la fe es una semilla, la comunidad es el abono. Dios estuvo con nosotros en Lisboa, nos regaló Su amor y Su presencia, y personas con quien disfrutarlo. Por ello y por todo, solo puedo decir ¡gracias y gloria a Dios!“.
Otro de los jóvenes que ha participado es Bruno Martínez, de 21 años.
“Soy miembro de la Parroquia de Valvanera en Logroño. Vivir la Jornada Mundial de la Juventud en Portugal fue una experiencia inolvidable. Mi primera JMJ resultó ser un cúmulo de emociones y enseñanzas. A pesar de los desafíos en el camino, la alegría fue constante. Compartir la fe con jóvenes de diferentes rincones del mundo, todos unidos en creencias, dejó una marca profunda. Escuchar las palabras del Papa resonó en mi corazón, inspirándome a ser un agente de positividad en el mundo. Sacrificar comodidades por esta experiencia valió la pena, ya que cada momento, desde la oración hasta la camaradería, enriqueció mi comprensión de la fe y la comunidad. Esta vivencia me empuja a vivir audazmente mi fe y a alentar a otros jóvenes a seguir este camino con valentía, recordando el ejemplo de María.”
Un encuentro al que no sólo acudieron solteros, sino también matrimonios jóvenes como Manuel y Claudia.
“Nos llamamos Manuel y Claudia y somos un matrimonio joven que hemos ido a las jornadas mundiales de la juventud celebradas en Lisboa este verano de 2023. Estamos agradecidos a Dios por poder permitirnos realizar esta peregrinación con las comunidades Neocatecumenales de la parroquia de Valvanera. Hemos ganado el Jubileo en Ciudad Rodrigo, hemos estado en los comienzos de la historia de San Antonio de Padua, en Coimbra, viendo sus inicios en el convento, hemos podido estar en el encuentro del Santo Padre, hemos escuchado a nuestro equipo de iniciación encabezado por Kiko Arguello y hemos acabado en Fátima con la visita a Nuestra madre…después de todo esto, no podemos pedir más. El señor nos ha regalado durante toda la peregrinación un espíritu de comunión, de servicio y de bendición. La experiencia ha sido maravillosa y esperamos poder repetir en la próxima JMJ.”