Para un sacerdote lo más confortante al llegar a un nuevo destino es sentirte “como en tu propia casa”. Se trata de coger el relevo a unos compañeros que lo dieron todo antes que tú y que sembraron a manos llenas, sin saber el fruto de su labor. Y llegas tú, recoges su fruto y te das cuenta de que has de seguir la misma senda, si es posible ahondando y avanzando la labor. Eso sí, con nuevos bríos, con ideas, aspiraciones e ilusiones nuevas, dándolo todo en tu relevo, para que, cuando entregues el testigo al siguiente, encuentre el surco ya hecho hacia un mismo destino. En definitiva es lo que la Iglesia de Cristo ha hecho siempre guiada por la fuerza del Espíritu: crecer, sin salir de sus raíces. Esto sentía yo en mi interior, cuando el 7 de enero de 2015 tomaba posesión como el tercer párroco de la Sagrada Familia de Logroño.
Esta parroquia comenzó su andadura el 24 de octubre de 1971 en los bajos de la calle Múgica 7, rodeada de solares aún sin construir. Todo un futuro por delante. Cumplía en 2021 sus BODAS DE ORO. Hoy está localizada en el centro de Logroño y cuenta con 3.800 pisos y una población potencial de 6.000 habitantes. Se encuentra muy envejecida en cuanto a la edad, dados los movimientos demográficos de los jóvenes matrimonios hacia la periferia de la ciudad. Desde mi llegada, han sido 421 los fallecidos. Gentes nuevas, sobre todo emigrantes de un sinfín de nacionalidades, van poblando el territorio.
Se han trabajado unos objetivos y unas acciones concordes a los cambios de los tiempos y a los proyectos que Iglesia universal y diocesana han ido proponiendo. La comunión y la sinodalidad (caminar juntos) han sido una constante. ¡Cuántas personas han llenado sus dependencias! ¡Cuánto ardor misionero y evangelizador! ¡Cuánto bien se ha hecho en esta parroquia y a cuánta gente! Demos gracias a Dios y a tantas personas, voluntarios, sacerdotes, religiosos y laicos, que han entregado parte o todo de sí mismos en vivir en esta parroquia el ministerio que la Iglesia les confió. Con su ejemplo y actividad siguieron construyendo el Reino de Dios en esta parcela de la Iglesia.
Nosotros hoy queremos seguir el camino que nos marca la Iglesia actual, con muchas ganas de tener cada vez más experiencia de encuentro con Cristo, para abrirnos y salir al encuentro de todos, en especial de los que tienen más necesidades, materiales o espirituales. Nos gustaría, y eso vamos a buscar, cumplir el objetivo diocesano para este Curso ya comenzado 2022-2023: “Díselo a todos: y ven y verás”.
Carlos de la Concepción Martínez, párroco de la Sagrada Familia