El director del secretariado de la Comisión Episcopal para la Evangelización Catequesis y Catecumenado y director del secretariado del Jubileo 2025 de la Conferencia Episcopal Española, Francisco Julián Romero, nos regala un artículo sobre el tiempo de Adviento, en el que afirma que Cristo nos da la esperanza que no defrauda. “Una esperanza que tiene su meta en el cielo pero que ha de desplegarse en nuestra historia, en el vivir cotidiano. Vivamos en esperanza para ser esperanza para los hombres y mujeres de nuestro tiempo que viven la desesperanza“, invita Francisco Romero en su texto para reflexionar .
“Cristo es la esperanza que no defrauda”
Nos introducimos en el tiempo de adviento. La Iglesia invita a cada creyente a abrir las puertas del corazón de par en par y dejar entrar a Cristo. Si Él llega a nuestra vida, la iluminará y nos permitirá conocerlo mejor, amarlo más, seguirlo adecuadamente e imitarlo en el discurrir de nuestra existencia.
Cuando Cristo entra en el corazón se produce un deseo de conversión, de arrancar de nosotros aquello que Dios no quiere, y de plantar el bien, la bondad, la belleza, el servicio, en definitiva, el amor. Por tanto, adviento es tiempo para orar, para el encuentro con Cristo, para convertirnos, para poner nuestra vida en consonancia con la fe. Solo así nace la verdadera esperanza, una esperanza que no defrauda, una esperanza que tiene su meta en el cielo pero que ha de desplegarse en nuestra historia, en el vivir cotidiano. Vivamos en esperanza para ser esperanza para los hombres y mujeres de nuestro tiempo que viven la desesperanza.
Si tenemos a Dios y lo anunciamos para que sea acogido en el corazón de quien reciba la Palabra, le estaremos danto la clave verdadera de la esperanza que no defrauda. Sólo el Señor puede dar un verdadero sentido y horizonte a cada persona, a nosotros.
Este adviento 2024 es especial ya que nos prepara tanto para el nacimiento de Nuestro Señor, como lo hizo su Madre María, como para el jubileo 2025 que el papa Francisco ha convocado para toda la Iglesia. En este 2024 estamos preparándonos con la oración. Sólo orando y encontrándonos con el Señor se harán posible todas las gracias jubilares. Seamos orantes. Vivámoslo con alegría.
“Seamos peregrinos de esperanza en este adviento“
El Señor viene, el Señor esta con nosotros. Disfruta de su presencia. Pero no olvides que eres peregrino de esperanza. Tienes que recorrer el camino paso a paso, detrás del Señor y unido a los hombres que son tus próximos. El camino tiene una meta: el cielo. Y en su recorrido es necesario dar la mano a los que están al borde del camino, a los que están cansados, a los que no van por el itinerario adecuado. Todos juntos tenemos que hacer el camino siendo familia solidaria en la que reine el amor y la fraternidad. Somos hijos del mismo Padre Dios. Peregrinamos con esperanza y ofreciéndola a los que nos rodean, especialmente a los pobres, enfermos, ancianos, presos y jóvenes, como nos lo señala el papa Francisco en la Bula de convocatoria del Jubileo.
Seamos peregrinos de esperanza en este adviento. Que la Luz nos ilumine para preparar el establo de nuestro corazón con el fin de que Jesús nazca y sea recibido con nuestro calor y alegría. Con el Señor todo es posible. ¡Ven Señor Jesús! ¡Ven pronto! Aquí estamos con las lámparas encendidas y llenas de aceite esperándote. Trae contigo la paz para el mundo en guerra, enfrentado, polarizado. Que tu paz nos serene y nos permita mirar al hermano con ojos nuevos para establecer nuevas relaciones, para vivir y crecer juntos en el amor y la esperanza. Abrimos las puertas del adviento y del jubileo, entre porque allí está Cristo esperándote.
Francisco Julián Romero Galván,
Director del secretariado del Jubileo 2025 de la CEE