La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) ha celebrado su XIV Asamblea General de Militantes, del 12 al 15 de agosto en Segovia, bajo el lema: “Tendiendo puentes, derribando muros”, con la participación de cerca de 800 personas, entre militantes, acompañantes e invitados.
Desde la HOAC, agradecen el cariñoso mensaje que el papa Francisco les ha dirigido animándoles a seguir siendo pueblo de Dios en medio de la vida obrera y continuar tejiendo historias de encarnación y abrazo. Ser iglesia que acompaña desde las periferias, estando cerca de las personas que sufren la precariedad laboral y la falta de oportunidades. Porque el trabajo no es una simple actividad productiva, sino un medio a través del cual colaboramos con Dios en la obra de la creación y nos realizamos como seres humanos.
Igualmente. han recibido un saludo especial del presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Barcelona, el cardenal D. Juan José Omella.
En esta asamblea han estado acompañados por el arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal de Laicos, familia y vida, D. Carlos M. Escribano Subías; el Obispo de Almería y consiliario de la Acción Católica Española, D. Antonio Gómez Cantero, junto con los obispos de Astorga, de Osma-Soria, de León, de Bilbao, así como el vicario general de Segovia, el director del Departamento de Pastoral del Trabajo y el director de la Subcomisión de Acción Caritativa y Social de la CEE. También diversos obispos diocesanos han hecho llegar su saludo a la asamblea general.
En distintos momentos de la Asamblea, han participado representantes de los movimientos hermanos de la Acción Católica Española, de la Pastoral del Trabajo, del Foro de Laicos, así como de la LOC (Liga Operaria Cristiana) de Portugal. También han enviado su saludo representantes del Movimiento Mundial de Trabajadores Cristianos (MMTC) así como los secretarios generales de las principales organizaciones sindicales.
Con esta asamblea quieren crecer en su identidad de discípulos misioneros, apóstoles de Jesucristo en el mundo Obrero, desde la vivencia de la espiritualidad y la mística cristiana, avanzando en el compromiso personal y comunitario de la HOAC, para ser cristianas y cristianos en el mundo obrero acompañando en los procesos de liberación de la clase trabajadora.
“Queremos ser comunidad que vivimos, desde la experiencia gozosa de encuentro con Jesucristo, y de la acción del Espíritu Santo en nosotros, la comunión de vida, bienes y acción en el seno de la Iglesia y del mundo obrero y del trabajo, con un mensaje eclesial renovador y comprometido en la sociedad de hoy.”
Conclusiones Generales:
Constatamos que:
– Nuestro modelo económico y cultural descarta a la persona e idolatra el dinero, devastando las relaciones sociales y la tierra que habitamos: “Nos hemos acostumbrado a lo inhumano, hemos aprendido a tolerar lo intolerable”
– La existencia de unas enormes y crecientes desigualdades económicas, sociales y ambientales, cada vez más normalizadas, son un poderoso mecanismo de empobrecimiento y exclusión del mundo obrero y constituyen el reto más importante que tienen nuestras sociedades.
– Una mayor y creciente desvinculación social debilita la democracia.
Hemos vuelto a sentirnos interpelados por la realidad y el clamor de las personas empobrecidas del mundo obrero, que nos plantean retos importantes para nuestra misión evangelizadora como: hacer frente a este sistema inhumano y deshumanizador, afrontar las causas estructurales de la desigualdad y empobrecimiento; y crecer en la conciencia de que “el medioambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos” (LS 95).
Fruto de nuestro compromiso de seguir sintiendo con Cristo, con la Iglesia y con el mundo obrero empobrecido, las resoluciones aprobadas, quieren seguir manifestando nuestra preocupación y compromiso con las personas más débiles:
• Con los trabajadores y trabajadoras migrantes debemos actuar como “samaritanos colectivos”, ante su situación de vulnerabilidad y sufrimiento y buscar soluciones justas.
• Defendemos Una política para la fraternidad, porque es “la mejor política puesta al servicio del verdadero bien común”.
• Por la igualdad y ante la feminización de la pobreza, hemos de seguir recreando la comunidad de iguales que Jesús creó, generando procesos de liberación de la mujer y del hombre que rompan con los roles culturalmente establecidos y nos libere del sistema.
• En defensa de los servicios públicos debemos poner en el centro la dignidad de cada persona, atender a sus necesidades vitales y posibilitar desarrollarse en todas sus potencialidades.
Cumplida la tarea que nos convocaba, regresamos a la vida cotidiana junto a nuestras hermanas y hermanos de trabajo para seguir ofreciéndonos en la construcción del Reino de Dios y en el empeño sinodal de hacer de la Iglesia la casa de todos los hijos e hijas de Dios.
Con la alegría que nos da saber que en esta misión estamos acompañados por Jesucristo, el Divino Obrero de Nazaret, y sostenidos por la fuerza de su Espíritu, nos sentimos llamados y enviados a seguir “Tendiendo puentes y derribando muros”.
Gran experiencia de los y las trabajadoras cristianas. La fe, el compromiso y la igualdad se hacen vida poco a poco en todos los ambientes.