«Turismo y Paz» es el tema central del Mensaje para la 45ª Jornada Mundial del Turismo, promovido por la Primera sección del Dicasterio para la Evangelización. En este binomio, elegido por la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas, se centra la tradicional Jornada mundial, que se celebrará el próximo 27 de septiembre de 2024.
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«No se podría pensar en una mejor elección – se lee en el Mensaje – para ofrecer, a quienes vayan a viajar, un momento de reflexión y de compromiso personal. El intercambio cultural entre los pueblos, que encuentra en el turismo su forma privilegiada, puede transformarse también en un compromiso concreto por la paz».
En una época como la actual, sacudida por la guerra que trae consigo enormes consecuencias para la vida de las personas, es natural que una experiencia como la del turismo atraviese un período de sufrimiento. «La falta de turistas – continúa el texto – crea una expresión más de pobreza entre la población, que ve desaparecer una forma de sustento necesaria para vivir con la debida dignidad».
El Dicasterio para la Evangelización, al que compete el turismo religioso, «se siente interpelado en esta situación y pretende ofrecer su contribución para que el mensaje de paz llegue a quienes trabajan en el sector turístico, de modo que a través de ellos se construya una cadena de auténticos constructores de paz». En este año complejo a causa de los acontecimientos geopolíticos y sociales, el Mensaje expresa un sentimiento de gratitud por «la gran pastoral llevada a cabo por tantos sacerdotes y laicos que dedican su vida a hacer que el turismo y las peregrinaciones sean activos y fructíferos». A pesar de la falta de seguridad, ellos «están invitados a abrirse a nuevos caminos, manteniendo viva la posibilidad de que pronto se reanuden las peregrinaciones en los países que tradicionalmente conservan la riqueza de nuestra fe y de nuestra historia».
Como escribe el Pro-Prefecto del Dicasterio, S.E. Mons. Rino Fisichella en el documento para la Jornada Mundial, «el interés que mueve a millones de turistas» puede «conjugarse fácilmente con un compromiso de fraternidad». Los mismos viajeros y peregrinos pueden convertirse en verdaderos «mensajeros de paz» en el mundo entero. De hecho, la Belleza puede ser una de las claves para la Paz. «La belleza de los paisajes desata la verdadera vida y el deseo de existir».
El turismo también alimenta la «cultura del encuentro», lejos de toda forma de egoísmo e individualismo, como recuerda a menudo el Papa Francisco. «Es necesario situarla en el centro de nuestro compromiso pastoral con el turismo». El turismo religioso, en particular, «no puede ignorar esta perspectiva y está llamado a ser un promotor creíble de estos vínculos». Ser constructores de paz «no sólo es posible, sino que es algo que se demanda a quienes emprenden un viaje».
Este año, la Jornada Mundial del Turismo se celebrará pocos meses antes de la apertura de la Puerta Santa, el próximo 24 de diciembre, y, por tanto, del inicio del Jubileo Ordinario de 2025, cuyo lema es «Peregrinos de Esperanza», durante el cual millones de personas llegarán a Roma. El turismo «caracterizado por esta esperanza puede convertirse también en un signo concreto y tangible para la construcción de la paz».