JOSÉ CASTROVIEJO ÁLVAREZ
Viernes, 15 de septiembre de 1961.No me resultó fácil dejar a mis buenos padres, a mis 5 hermanos, a mis amigos, a mi pueblo, Ezcaray. Era todo nuevo para un niño de 13 años y para los 65 compañeros que ingresamos en el Seminario aquel año. Habitación sobria, dejar la maleta de cartón debajo de la cama, organizar el armario, vestir la sotana y comenzar una aventura desconocida con el pensamiento puesto en lo que había dejado atrás (la morriña). Nueve meses para volver a casa… No sé si aguantaré, me decía. Después de décadas, fui el primer chico del pueblo que soñaba a su manera con ser curilla o misionero. No pasó mucho tiempo para que chavales de Ezcaray necesitáramos una furgoneta de 10 o 12 plazas para llevarnos y traernos del Seminario…
La víspera de San Juan de 1973, día memorable de sol, alegría y gloria. Cientos de familiares y amigos abarrotan la capilla mayor para ser testigos y celebrar con gozo la ordenación de siete nuevos presbíteros. D. Abilio nos habló del amor entrañable de las madres de los curas, de la Virgen…
Medio siglo, que se dice pronto. “¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”
ÁNGEL GARRIDO MARTÍN
“Siervo inútil soy, he hecho lo que tenía que hacer” (Lc 17,10)
Nací en Ventosa hace 74 años, hijo de Ángel y Clemen, el mediano de tres hermanos (uno más, el primero, falleció al poco de nacer).
Los primeros años del Seminario fueron durillos. Se nos exigía mucho el latín y en otras disciplinas. No íbamos a casa en 9 meses. Eran los tiempos del rector Fernando Bujanda y nosotros hemos quedado como los “bujandianos”.
En los últimos años del seminario nos tocó la crisis fuerte de la Iglesia, que afectó muy en primer lugar a los sacerdotes. Pero siempre tuvimos la ayuda de los formadores para tirar adelante. En esta época tuve dos experiencias que me marcaron: La primera, participar en las Conferencias de San Vicente Paúl durante dos años, con visitas a las periferias de Logroño, junto al Ebro, los domingos. Y la otra, una operación fuerte de mi padre hospitalizado durante un mes, con el que pasé algunas noches. Allí toqué el dolor y la muerte, y también aprendí a dar paso a la esperanza.
Doy gracias a las personas que Dios ha puesto en mi camino y que tanto me habéis ayudado a ser sacerdote. A todos os quiero (nunca he tenido enemigos) y por todas pido cada día a nuestra Madre María, para que tengáis los oídos y el corazón siempre abierto a su Hijo Jesús y a los demás.
MANUEL ÍÑIGUEZ RUIZ-CLAVIJO
El día 17, víspera de Nuestra Señora la Virgen de la Esperanza, cumplí 77 años y el día 23 de junio, víspera de S. Juan Bautista, cumplo 50 años de ordenación sacerdotal. Acontecimientos que me llevan a cantar “Las Misericordias del Señor”.
Nací en Ribafrecha, dentro de una familia de labradores muy cristiana, siendo el cuarto de cinco hijos.
- Florentino, sacerdote que me bautizó, me impuso el nombre de Manuel.
¿Qué quieres ser de mayor? Mi primer recuerdo se remonta a la edad de 4 años, cuando me veo con un pequeño librito en mis manos mirando los dibujos; es un misalito con el título Mi Jesús, con él sigo los diversos momentos de la misa fijándome en las imágenes. Yo quiero ser sacerdote, esa fue mi respuesta.
Desde entonces este deseo lo he ido alimentando. Un encuentro fundamental en mi camino al sacerdocio fue la llegada de D. Santiago Galarza como párroco, joven sacerdote, con buena voz y arte celebrativo, así como de gran celo pastoral. Dedicó tiempo y paciencia para prepararme y poder ingresar en el seminario, año 1958.
El día de mi ordenación Confieso que el día de mi ordenación, cuando me puse de rodillas delante del obispo y sentí sobre mi cabeza la fuerza de sus manos, oí una voz interior que me decía: ya no te perteneces, desde este momento me perteneces a Mí. Me sentí desposeído de mí yo y de mis intereses, para ser y dedicarme para siempre a anunciar el Evangelio a los pobres.
Después de haber estado en diferentes responsabilidades fuera de la diócesis, regreso nuevamente a La Rioja, y en esta última etapa, puedo decir con San Pablo: “el amor de Cristo nos urge” gracias a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
JESÚS LERENA LERENA – Agustino Recoleto
Nacido en el pueblo de Estollo, La Rioja, a solo un km. del monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla, mi vocación religiosa y sacerdotal, como agustino recoleto, nace desde el ejemplo y cercanía con varias personas: mi madre Fonsa, los maestros Gonzalo y Bene, el párroco D. Rosendo, etc. Pero es que todo lo que envuelve estos primeros años de mi vida me conduce por este camino.
En Venezuela transcurren hasta diecisiete años de mi vida en las casas de formación de Palmira y Barquisimeto.
De vuelta a España fui formador y profesor en el colegio San Agustín de Salamanca. De ahí a Roma para colaborar en tareas de gobierno de la Orden como consejero general. Al acabar el sexenio como consejero general, paso al monasterio de San Millán como prior en dos trienios. Llego en el año 1996. Ya se están dando los pasos para que nuestro monasterio de Yuso y el de Suso sean proclamados Patrimonio de la Humanidad. La fecha elegida es el 4 de diciembre de 1997.
En cuanto a mi persona, hay que decir que luego de una breve estadía en Madrid como vicario de la provincia religiosa, vuelvo a esta comunidad en la que vivo hasta el presente, unos años como viceprior y hasta 11 años como párroco de los pueblos de este Valle: Berceo, Estollo y San Andrés. Aparte de esta inmersión pastoral en la Diócesis, he colaborado formando parte del Consejo Presbiteral durante varios años y últimamente en el gobierno diocesano como Vicario episcopal para la Vida Consagrada.
JESÚS MARTÍNEZ CAÑAS
Nació en Cordovín en 1948 y fue ordenado el 23 de junio de 1973 junto a otros seis compañeros.
Como él mismo dice, han sido cincuenta años de ejercicio con voluntad sincera, aunque en ocasiones la coherencia y la verdad no hayan sido tan plenas con el compromiso adquirido.
Siempre, con todo, la voluntad del servicio, con la debilidad de los miedos, fragilidades y faltas de amor sincero. El compromiso diario por los más pobres y excluidos es parte de esa tarea en la apuesta por el Reino de Dios y su justicia. Son cincuenta años de acción de gracias, como los años jubilares, años hermosos de Cameros, simplones en mi vivencia, pero fuertemente arraigados en el corazón. Y un descubrimiento: el barrio, los barrios, la gente… En lo eclesial, renovación posconciliar con la creación de estructuras de Consejos, de coordinaciones, de pastoral Juvenil y mi contacto primero con la Juventud Obrera Cristiana (JOC), que será aliciente evangelizador durante tanto años de mi vida. Años de renovación en nuestra iglesia de Logroño, nuevas parroquias, nuevas coordinaciones parroquiales, presencia laical intensa. Estructuras antiguas puestas al día y tareas de coordinación e impulso de una iglesia que intenta adaptarse a la transición y a los nuevos retos de la Evangelización. También una fuerte identificación con el Camino santiaguista y su significado… Y el recorrido por los caminos de La Rioja, han sido espacio de encuentro, dinamismo y alegría, dando espacio suficiente para la amistad, la cultura y los sentimientos propios de identificación con los paisajes y las gentes de esta tierra hermosa y llena de saberes que es La Rioja entera, valle y sierra, labrantío y montaña.
MIGUEL ÁNGEL VALGAÑÓN LÓPEZ DE SILANES
Natural de Villaseca de Rioja, pronto dejó su moto con la que visitaba a los amigos en vacaciones. Dejó también su tractor y su cosechadora y se puso a estudiar latín y griego en el seminario. Soñaba con la pastoral directa, pastoral de conjunto, con sus amigos en los pueblos riojalteños, y terminaron uno en Guatemala, otro capellán de la Clínica Universitaria de Navarra y él en la milicia.
Antes estuvo por las Viniegras, Brieva, Canales de la Sierra, Villavelayo, Mansilla, Rincón de Olivedo hasta que tuvo que venirse a Logroño a vivir el cuarto mandamiento, con Alfredo y Beatriz, atendiendo a Ventas Blancas, Santa Engracia, Lagunilla, Jubera, Robles, etc, etc. Después al Hospital San Millán y al Cuartel de Artillería, y a dar clase al Instituto Batalla de Clavijo (Logroño) y atender a la Ermita del Cristo y la parroquia de El Cortijo.
Por oposición fue capellán militar y hoy está en la plaza militar de Vitoria y dirección de la guardia civil de País Vasco. Es también capellán del Monasterio Salesas de Vitoria, el mayor que hay en el País Vasco. En el año 2000 estuvo más de seis meses en Bosnia-Herzegovina.
Y dice que sigue siendo riojano con pasaporte en Euskalerria y dependiendo de la dirección personal del Ministerio de Defensa del arzobispado Castrense y Guardia Civil.
BODAS DE PLATA – 1998
JESÚS MANUEL ANTOÑANZAS PASCUAL
Nací en Calahorra, un 7 de enero en 1962, tengo 61 años, de padres agricultores, no tengo hermanos. Mi vocación fue tardía. Entre en el seminario con 32 años, siempre he estado dentro de la Iglesia, de forma activa. A los 26 años, en un retiro para seglares, pidieron laicos para salir a misiones, sentí fuertemente la llamada. Dejé mi trabajo, llevaba seis años trabajando, era fijo. Fue muy duro para mis padres, al ser su único hijo. Nunca he tenido dudas de que era la voluntad de Dios para mi vida, me siento profundamente agradecido al Señor, por esta vocación maravillosa a la que me llamó y que él sostiene y ha llevado a delante.
Después de varios destinos itinerantes, fui ordenado en Brasilia. Mis superiores me destinaron a Mozambique, a donde llegué un 30 de enero de 2000. Justo el año de las inundaciones, el 23 de febrero, nos despertamos en el obispado, rodeados por el agua del rio Limpopo, las aguas subieron 7m. de altura.
Después de 6 años, tuve que volver a Calahorra, para hacerme cargo de mis padres ya mayores. He estado 15 años atendiéndoles, mi padre falleció hace 7 años y ni madre hace 7 meses. Dios me ha dado la satisfacción de poder cuidar de ellos y devolverles algo de lo mucho que ellos han hecho por mí.
JOSÉ ANTONIO ARRÓNIZ FERNÁNDEZ
Soy natural de Mendavia (Navarra). Nací el 14 de septiembre. Soy el mayor de cuatro hermanos. Mi padre era agricultor y mi madre tenía una tienda de ultramarinos de las de pueblo. A la edad de 15 años me encontré con Dios gracias a las Catequesis del Camino Neocatecumenal que se dieron en mi pueblo. Las catequesis las dieron un equipo de itinerantes que vinieron desde la parroquia de los Santos Mártires de Calahorra.
En la JMJ de 1989 con Juan Pablo II, el Señor me fue desarmando. La visita a la tumba del Apóstol Santiago, el Encuentro en el Monte del Gozo con el Papa y miles de jóvenes, el Encuentro con los iniciadores del Camino a los pies de la Virgen del Pilar… Y ¡de repente! sin pensarlo, sin planearlo, sin quererlo… estaba en la tarima con el resto de los jóvenes que habían respondido a la llamada para el seminario. Fui formado en el Seminario Redemptoris Mater de Santo Domingo en la República Dominicana. El 17 de mayo de 1998 fui ordenado sacerdote por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Estuve en República Dominicana hasta el año 2004. De allí fui enviado a Venezuela a ayudar al padre Marcos Martínez Lerena de Baños de Río Tobía.
En 2010 vine a la diócesis de Calahorra en donde he sido párroco de Ortigosa de Cameros y anejos durante 8 años, y desde 2018 ejerzo el ministerio en el Valle de Ocón. Además desde el 2010 estoy en la parroquia de la Sagrada Familia de Logroño.
Mis felicitaciones y mi gratitud a estos sacerdotes.
Muchas felicidades y gracias por vuestra fidelidad en el Ministerio saceedotal