Un año más la SEMANA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS nos ofrece la posibilidad de recordar, revivir y animar la “dimensión ecuménica de nuestra fe”. El “promover la restauración de la unidad entre todos los cristianos” fue “uno de los principales propósitos del concilio ecuménico Vaticano II” (UR 1). “La preocupación por el restablecimiento de la unión, como enseña el concilio, es cosa de toda la Iglesia, tanto de los fieles como de los pastores, y afecta a cada uno según su propia capacidad” (UR 5). El concilio nos “exhortó a todos los católicos a que, reconociendo los signos de los tiempos, participáramos diligentemente en la labor ecuménica” (UR 4) y “la recomendó a los obispos de todo el mundo para que la promuevan diligentemente y la dirijan con prudencia” (UR 4).
El movimiento ecuménico, dice el concilio (UR 4-12), incluye «actividades e iniciativas variadas» y el trabajo ecuménico se concreta en «muchos esfuerzos con la oración, la palabra y la acción». Hay varios modos de trabajar por la unidad de los cristianos. Se habla, por eso, de varios tipos o varias dimensiones de ecumenismo: “espiritual”, “teológico o doctrinal”, “social o diaconal”, “institucional”, “de base”.
La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la que los cristianos nos reunimos para pedirle al Señor el don de la unidad, es una de las expresiones del “ecumenismo espiritual” que implica la «conversión de corazón y santidad de vida» y las «oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos», y es «el alma de todo el movimiento ecuménico» (UR 8).
Los materiales para la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos de este año, elaborados por el Consejo de Iglesias de Minnesota (Estados Unidos), ponen el acento en el “ecumenismo social o diaconal” que busca caminar hacia una mayor unidad “trabajando unidos en acciones de servicio al mundo en el que vivimos”. Así aparece en el lema de este año tomado del profeta Isaías (1, 17): “haz el bien; busca la justicia”. “Una manera de favorecer la unidad entre los cristianos, nos recuerda el mensaje de los obispos, es trabajar juntos por la justicia, cooperando en acciones que hagan patente el deseo de paz y de unidad que brota de la fe en Jesucristo”. En la introducción al tema elegido para la oración de ese año leemos: “La Semana de Oración es el momento perfecto para que los cristianos reconozcan que las divisiones entre nuestras iglesias y confesiones no pueden separarse de las divisiones de la familia humana, Orar juntos por la unidad de los cristianos nos permite reflexionar sobre lo que nos une y comprometernos a afrontar la opresión y división que se da en la humanidad”.
En esta misma línea se han desarrollado las reflexiones, oraciones y decisiones de la XI Asamblea del Consejo Mundial de Las Iglesias celebrada en Karlsruhe (Alemania) del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2022, con el objetivo de analizar la situación actual y programar el trabajo ecuménico de los próximos 7 años. El tema elegido para la asamblea es: “El amor de Cristo lleva al mundo a la reconciliación y la unidad”. El lema, como dijo el Secretario General en funciones del CMI, “habla de la esencia de nuestra fe y es la razón de nuestra comunidad eclesial”. Es una llamada a las iglesias a trabajar juntas, con personas de otras religiones y todas las de buena voluntad, por la paz justa y la reconciliación. Es una llamada a la unidad visible de la iglesia para que se convierta en un signo profético y un anticipo de la reconciliación de este mundo con Dios, así como de la unidad de la humanidad y toda la Creación. “No olvidemos, nos dicen nuestros obispos, que la Iglesia tiene la vocación de ser «en Cristo como un sacramento, o sea, un signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano»” (LG 1).
Martín Mazo
Director del Secretariado Diocesano de Ecumenismo