En 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata. En la resolución, aprobada el 18 de diciembre de 2013, se señala que esta jornada es necesaria para «concienciar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos».
Manos Unidas se suma a este día de denuncia y sensibilización contra la trata, uno de los mayores atentados contra la dignidad de las personas que pueden darse. Así lo explicaba el papa Francisco el pasado mes de febrero:
«La explotación y el sometimiento limitan la libertad y convierten a las personas en objetos de usar y tirar. Y el sistema de trata se aprovecha de las injusticias y desigualdades que obligan a millones de personas a vivir en condiciones vulnerables».
La trata de personas, que se da en todos los países del mundo, es una de las actividades ilícitas que más debería avergonzar a los seres humanos, no en vano es calificada por muchos como «la esclavitud del siglo XXI». Porque, la trata no es más que un comercio ilegal que vende y compra seres humanos para convertirlos en mercancías de explotación.
Según Naciones Unidas «las personas que sufren pobreza, acceso limitado a la educación o a un trabajo digno, discriminación, violencia o abusos, o que proceden de comunidades marginadas suelen ser las principales víctimas de los traficantes».
Datos sobre la trata a tener en cuenta
Naciones Unidas establece que el 42% víctimas de la trata son mujeres, el 23% hombres, el 18% niñas y el 17% niños.
Las mujeres y los niños son sometidos a violencia física o extrema a manos de tratantes en una proporción tres veces superior a la de los hombres.
La explotación sexual es el destino del 38,7 % de las personas atrapadas en las redes de trata. La mayoría de ellas son mujeres y niñas. Los hombres y niños son destinados, fundamentalmente, al trabajo forzado.
En los últimos tres años, Manos Unidas ha destinado casi dos millones de euros a 32 proyectos para combatir la trata, el tráfico de personas y el trabajo infantil. Unas iniciativas que han apoyado, de manera directa, a 54.000 personas.
La trata: un negocio lucrativo en Perú
La trata de personas mueve al año 1.300 millones de euros en Perú. De ellos 700 millones corresponden a la explotación laboral y 600 millones a la explotación sexual. La pobreza es la principal causa de la trata en Perú. «Y esto se ha agudizado con la pandemia, que ha llevado al país a una regresión de diez años», asegura Wilmer Fernández, director de Radio Cutivalú. Es una de las actividades ilegales más lucrativas para las redes criminales.
Uno de los proyectos para prevenir la trata de personas que apoya Manos Unidas se localiza al norte de Perú, en las regiones de Piura y Amazonas, que hacen frontera con Ecuador y que están conectadas por las carreteras Panamericana y Fernando Belaunde Terry. Además de un corredor económico, dichas vías constituyen un pasaje de transito humano entre la Amazonía y la costa peruana.
El corredor acoge tanto actividades formales como informales lo que deriva en problemáticas asociadas al consumo de alcohol y drogas y la proliferación de prostíbulos y cantinas donde se abusa de mujeres de escasos recursos. A esto hay que añadir la situación de las personas migrantes venezolanas, que en Perú son más de un millón y que, mayoritariamente, entran en Perú a través de la frontera con Ecuador. De esta manera, el corredor se convierte en una zona de captación, traslado y destino de mujeres víctimas de trata de personas. Desgraciadamente, en este corredor, a diferencia de otros similares, no se visibiliza el problema en su magnitud y existe cierto grado de normalización social, que confunde interesadamente la trata con la prostitución.
«Hay muchas niñas de la zona rural, niñas de Puira, que se ven engañadas por las mafias, que se acercan a ellas con ofertas de empleo», explica Fernández. «Y la trata debe verse como un delito, sobre todo, de explotación sexual», afirma.
El proyecto puesto en marcha por Radio Cutivalú, institución de origen jesuita fundada en 1984, y Manos Unidas tiene como fin fortalecer las capacidades sociales en las comunidades en las que trabaja y encontrar mecanismos de prevención de la trata de personas.
Es un proyecto «intercultural», explica el director de Radio Cutivalú. El público objetivo de la iniciativa está compuesto por mujeres lideresas, docentes indígenas y no indígenas de instituciones educativas de secundaria, estudiantes de secundaria, dirigentes de organizaciones sociales de base de las regiones Piura y Amazonas y corresponsales de radio de 3 regiones. «Vamos a trabajar con poblaciones campesinas de Piura, con poblaciones de migrantes y con poblaciones amazónicas indígenas», relata Fernández.
Por eso, como medio de comunicación Radio Cutivalú va a incorporar esta temática en su programación, dando a conocer y sensibilizando a la población sobre el problema de la trata. Y, además, se dirigirán los más jóvenes a través de actividades específicas para ellos.
Para Wilmer Fernández esta será la manera de lograr que la gente vaya conociendo «y vaya teniendo la información y las herramientas para poder distinguir cuando estamos frente a una situación de trata».
La trata de personas mueve al año 1.300 millones de euros en Perú. De ellos 700 millones corresponden a la explotación laboral y 600 millones a la explotación sexual.
La pobreza es la principal causa de la trata en Perú. «Y esto se ha agudizado con la pandemia, que ha llevado al país a una regresión de diez años», asegura Wilmer Fernández, director de Radio Cutivalú.
Es una de las actividades ilegales más lucrativas para las redes criminales.