Briones acoge del 28 de julio al 2 de agosto este curso práctico de música para órgano. El Festival de órganos de la Rioja, FOR, convoca esta iniciativa con la intención de colaborar en el esfuerzo común por mantener los órganos históricos restaurados, elementos singulares de la herencia cultural y el rico patrimonio conservado en nuestra región, así como facilitar el acceso de organistas a estos instrumentos.
Como viene siendo habitual se ofrece un programa original y novedoso, con temáticas de diversa índole y enfocado a las múltiples facetas del órgano. El objetivo general del curso y quizá su mayor virtud en todas sus ediciones, ha sido el poder equilibrar la formación específica, individualizada y adaptada para cada alumno, con independencia de sus conocimientos o nivel, junto a una dinámica práctica para cada grupo y donde todo alumno se sienta integrado y pueda encontrar espacios para cumplir con satisfacción sus expectativas.
INSCRIPCIONES
La ficha de inscripción está disponible en el PDF. El precio estipulado es de 90 euros por matrícula. Tienes más información en tallerdiocesano@hotmail.com.
FOR. XVI CURSO 2024_compressed (1)JOSEF LIDÓN Y SU ÉPOCA
El curso de órgano de Briones, en su decimosexta edición, siempre con inquietud por ampliar el conocimiento sobre el órgano ibérico, en este caso del siglo XVIII, aunque el repertorio del alumnado sea de libre elección, se fija este año en la figura de José Lidón, cumbre de la música española para órgano del Barroco (siglo XVIII hasta la desamortización).
Tras década y media de guerra, arrancando el siglo XVIII, se sucede en España el cambio dinástico por el que los Borbones acceden al trono en sustitución del linaje de los Austrias, que había perdurado durante el XVII. Este hecho no solo supone una apertura y, hoy diríamos, intento de europeización de la península, sino que ofrece cambios estructurales en todos los órdenes políticos, económicos, sociales… y, desde luego, culturales, surgiendo la cuestión a nuestro caso ¿Cómo acepta esta circunstancia el órgano ibérico y su repertorio? y aún más ¿Cómo se refleja este cambio en el actual panorama orgánico, en nuestro tiempo?
A la primera, la respuesta es evidente, pues tanto en el instrumento como en su repertorio, durante el siglo XVIII se sucede una verdadera revolución, que si bien para el instrumento proviene de una tradición, para el repertorio se suman importantes novedades que rompen esa tradición:
1). Órgano. Los órganos ibéricos del Barroco del siglo XVIII, los de las grandes sagas, son instrumentos de mucho color, con elementos distintivos como la copiosa batalla, los ecos, la corneta, los llenos brillantes, las familias de registros desarrolladas en sus múltiples armónicos y tesituras, las contras… a los que paulatinamente se van sumando juegos solistas como el oboe, la flauta travesera, etcétera, siempre con festiva presencia de los juguetes de adorno. Son los instrumentos que mayoritariamente se han conservado hasta nuestros días, correspondientes al reinado de los Borbones.
2). Repertorio. Para estos instrumentos, se ofrece en la época un repertorio nuevo en el que la sonata sustituye al tiento. Si bien el franciscano Martín y Coll ya propone en 1706-1709 un repertorio diferente, a caballo entre la tradición y la evolución, la presencia de Domingo Scarlatti en Madrid durante un cuarto de siglo (1733-1757) y la admiración y reconocimiento de su genialidad y singularidad por reyes y músicos, le ofrecen un amplio margen de influencia que contribuye a la ruptura con el repertorio del siglo XVII, cambio que no solo queda circunscrito al clave, sino que afecta a toda la tecla, y, desde luego, también al órgano.
A la segunda pregunta ¿cómo se refleja este cambio en el actual panorama orgánico, en nuestro tiempo? la respuesta es evidente, interpretamos músicas del XVII, de Aguilera a Cabanilles, pasando por Correa y Bruna, y qué decir de Antonio Cabezón, en órganos que inicialmente no responden a la estética sonora de su época, olvidándonos que en tiempos de estos ilustres músicos, los llenos eran simplemente hileras de cañutería menuda con otra concepción y brillo, las cornetas eran también de otra grandaria y entendimiento, los ecos empiezan tímidamente su recorrido, al igual que las batallas eran como mucho de dulzainas, y otros muchos tantos y tantos.
Simplemente era otro concepto técnico y sonoro del instrumento, que asimismo también sufre gran variación entre Cabezón y Cabanilles. Todo este maravilloso repertorio de la floreciente España organística del Renacimiento y Primer Barroco (ss. XVI y XVII) cambia radicalmente con la llegada de los Borbones (lo que no quiere decir que se mantengan y convivan algunas formas y estilos, o los necesarios versos para la salmodia, etcétera), encontrando en la sonata del siglo XVIII, de influencia scarlattiana, el repertorio más característico y propio para los órganos ibéricos del siglo XVIII y que responde estéticamente a esta época que aún miramos llenos de prejuicios. Es en este repertorio donde tienen sentido todos esos recursos del órgano español del XVIII y donde su estética sonora se desarrolla con plenitud.
De Scarlatti a Máximo López. Desde el 1700 hasta 1833, durante los reinados de Felipe V (1700- 1724 y 1724-1746), Luis I (1724), Fernando VI (1746- 1759), Carlos III (1759-1788), Carlos IV (1788-1808) y Fernando VII (1808 y 1813-1833), se sucede una actividad musical con centro en Madrid que, según es la intención monárquica, irradia sobre toda la península sus estructuras de gobierno, nobleza e incipiente burguesía, iglesia y todos los ámbitos musicales en ellas.
Para la tecla, incluso el órgano, los primeros referentes de este cambio estético musical son Domingo Scarlatti, que llega a España (a Sevilla) en 1729 como músico de la futura reina María Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, y el aragonés Joseph de Nebra, organista de la Capilla Real desde 1724, maestro de generaciones de organistas como José Lidón o Antonio Soler. Antes de mediar el siglo, aún en vida de ambos, entre 1746 y 1750 ejerce de organista de esta capilla Joaquín Oxinagas, siendo en 1746 cuando el también hijo de aragoneses, Sebastián Albero, gana la plaza de organista primero de ella, con especial dedicación para componer música de cámara para el rey Fernando VI, desempeñando el cargo hasta 1756, cuando muere prematuramente un año antes de finar Scarlatti.
Por otro lado, en el ámbito de influencia de Madrid y la corte, Antonio Soler (de madre aragonesa) profesa en 1753 como fraile jerónimo en el monasterio de El Escorial, donde desempeña cargos musicales de responsabilidad desde 1757, año de la muerte de Scarlatti, estudiando en sus primeros años con José de Nebra, diciendo ser también “scolare dil Sr. Scarlatti”, argumento que sostiene el músico y editor inglés lord Fitzwilliam a raíz de un manuscrito con sonatas que Soler le entrega en El Escorial en 1772. Cuatro años antes, en 1768, como consecuencia del fallecimiento de Nebra, vaca la plaza de organista primero de la Capilla Real. Entre otros, concurren para cubrirla Juan Sesé, José Lidón y Félix Máximo López, abrazando el segundo puesto Lidón y Sesé, ejerciendo finalmente el cargo Lidón, siendo en diciembre de este año, tras la muerte de Antonio Literes, cuando se nombra como organista cuarto de la capilla a Sesé.
Así la vida de José Lidón, alumno de Nebra en el Real Colegio de Niños Cantores de Madrid, quedará ligada para siempre a la Capilla Real, ganando en 1768, reinando Carlos III, la plaza de cuarto organista y en octubre de 1787 la de primer organista, jurando en 1788 la plaza de vicemaestro y desde 1805 hasta su muerte (1827) ejerciendo el magisterio de esta capilla y el rectorado del colegio de niños cantores, ofreciendo el mejor exponente de ese cambio musical de signo borbón del siglo XVIII, donde para el órgano el tiento da paso a la sonata y el estilo contrapuntísticopolifónico al estilo armónico. El hecho de editar Lidón parte de su música orgánica: Seis fugas para órgano (obra I, 1778) y Seis piezas o sonatas sueltas para órgano (obra II, 1787), contribuye notablemente a su difusión en una España que no conocía la imprenta musical para órgano desde tiempos de la Facultad de Correa (1626).
Por último, Félix Máximo López gana en 1775 la plaza de cuarto organista de la Capilla Real de Madrid, reinando Carlos III y siendo nombrado segundo organista en 1801, durante el reinado de Carlos IV, pasando en 1805 a ser sustituto del primero, José Lidón, nombrado en este momento maestro de la capilla y rector del Real Colegio de Niños Cantores, cargo que mantendrá hasta su muerte, acaecida en 1821…
Y acabamos el periplo con Ramón Ferreñanc, aragonés, buen representante de las escuelas de órgano que se suceden en otros centros diferentes de la capital, último referente de un estilo y una época, ponderado después en 1853 por Hilarión Eslava en su Museo Orgánico Español, eslabón de una cadena que da paso a otra estética para el órgano ibérico y su música.
Es una maravillosa oportunidad de aprender en profundidad la interpretación de verdaderos artistas del órgano. A la vez una sana convivencia entre los alumnos y unos magníficos profesor y director del curso.