Según nuestra agenda diocesana, el próximo sábado, cuando salga este número de Pueblo de Dios, tendremos la jornada de revisión del curso en la que con los diferentes agentes de pastoral que conforman el actual organigrama de la Diócesis se presentarán las actividades llevadas a cabo durante este curso y las líneas a seguir de cara al itinerario del año que viene.
En la gestación de esta programación, como en las anteriores, pretendemos hacernos eco de los contenidos que la Iglesia va marcando en sus distintos niveles. Por una parte, se ha insistido de forma universal sobre la necesidad de acoger y facilitar un estilo sinodal de ejercer la actividad eclesial en todas sus tareas, labor que en ocasiones puede ralentizar su ritmo, pero que tiene la ventaja de enriquecerse con la contribución de enfoques diferentes. Repitiendo la frase empleada de diversas formas por el Papa Francisco, “si quieres ir rápido ve tú solo, pero si quieres llegar más lejos ve en grupo”.
Junto a este estilo sinodal que no rompe la naturaleza jerárquica de la Iglesia, nos encontramos con otra gran propuesta universal para el curso que viene, sobre la que volveremos a insistir, la celebración del Jubileo. Quizá ya les ha llegado el planteamiento general de la Diócesis a través de la página web y de los trípticos repartidos en las parroquias, cuya información seguiremos ampliando en los meses sucesivos.
Señalada la sintonía con el mensaje universal que en estos momentos lanza la Iglesia para todo el orbe católico, acogemos también las propuestas que la Iglesia en España ha trazado para trabajar según las peculiaridades de cada región y de cada diócesis. En este sentido, hemos colaborado con las líneas de los congresos sobre el “Primer Anuncio” y la “Enseñanza” que tuvieron lugar en el mes de febrero, que nos permiten concretar algunas acciones que desarrollen las reflexiones realizadas.
Tras estos dos cauces de orientación pastoral, universal y nacional, incluimos el tercer nivel, el característico de nuestra Diócesis, según las aportaciones de los diferentes consejos a lo largo del curso, en continuidad con el itinerario de los cursos pasados.
Al finalizar este curso pastoral (Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos -1Jn1,3-), podemos decir que se han puesto los medios para hacer del plan una verdadera guía evangelizadora. Esperemos que el balance que se haga coincida con esta impresión.
Así, por ejemplo, aunque proponíamos rezar en grupos con la Palabra de Dios, y nos hemos unido con la oración a la preparación del Jubileo como nos pedía el Papa, hemos de seguir profundizando en esta tarea fundamental de nuestra fe. Hemos organizado las primeras Semanas Sociales sobre la relación entre despoblación e inmigración en nuestros pueblos, que dará, Dm, su fruto en proyectos que ya se están valorando. Se han realizado algunos cursos de formación sobre patrimonio y fundamentos de la fe, que seguiremos ampliando. Es de destacar la respuesta de la gente ante la oferta cultural que ofrece nuestro patrimonio, lo que nos anima a continuar trabajando en esta línea. La formación litúrgica, según la habíamos planteado, no ha dado el resultado esperado; tendremos que insistir de otro modo. Seguimos afianzando el proyecto de iniciación cristiana de la Diócesis que confiamos quede pronto perfilado, al igual que el nuevo organigrama diocesano y la simplificación de arciprestazgos. Estos y otros asuntos, como el campo de la vocación cristiana, siguen estando presentes en el próximo plan pastoral que esperamos concretar en breve. Que el Espíritu que guía la Iglesia nos haga sintonizar gozosamente con ella y nos anime en la tarea misionera de la que todo cristiano es responsable.