Queridos diocesanos:
Comenzamos con ilusión un nuevo curso, recordando los ecos que nos dejó aquel encuentro en el Seminario del mes de junio, el día de Pentecostés, donde nos dispusimos para acoger el impulso de sinodalidad que el Espíritu suscitó en nuestra diócesis. Queremos seguir dispuestos a la escucha, al diálogo con la sociedad en la que vivimos y con la que nos comprometemos, a celebrar la fe en todo su esplendor, a considerar todo lo que sea bueno y constructivo.
Las palabras que el apóstol Felipe, convencido de haberse encontrado con el Señor, dirigió a su amigo Bartolomé, nos sirven como lema para este curso pastoral: “Ven y verás”. Queremos hacer nuestra esta doble experiencia, la del encuentro con el Señor y la consecuencia lógica, comunicarla, para que otros también la disfruten.
El Papa nos ha escrito una carta (Desiderio desideravi) donde nos recuerda que tenemos un tesoro por redescubrir: la liturgia, y en concreto la Eucaristía, que es fuente y culmen de la vida cristiana. Ya sea por rutina, por desconocimiento, por modas, por la razón que sea, el caso es que no siempre la aprovechamos y valoramos debidamente. Nos proponemos en este curso cuidar “la divina liturgia”, como nos recuerdan nuestros hermanos orientales, para que trasluzca toda su fuerza. Trataremos de hacer llegar, allá donde se reúnan las comunidades cristianas, orientaciones que ayuden a este fin. No nos olvidaremos de la música y el canto, que tanta importancia tienen en nuestras celebraciones, y que bien merecen una atención particular.
Para que a todos llegue el pan de la Palabra y de la Eucaristía, se están organizando “Equipos de Misión”, compuestos por los diáconos permanentes de la diócesis, por laicos y religiosos, hombres y mujeres, que en coordinación con los sacerdotes, puedan atender pastoralmente las distintas zonas de la diócesis. Para ello también se requiere la colaboración de los fieles, si en algún caso deben desplazarse a un lugar cercano donde recibir al Señor. Otros ministerios laicales, al servicio de la catequesis o de la administración contribuirán a una mayor conciencia de corresponsabilidad en las tareas eclesiales. Procuraremos que cuenten con la ayuda y formación adecuadas para la misión que se les encomienda. Como sabemos que la vida es vocación, seguiremos rogando al dueño de la mies su gracia, para saber suscitar vocaciones a la familia, al laicado, a la vida consagrada y sacerdotal.
Uno de los espacios a los que señalar con el “ven y verás”, es el rico patrimonio artístico con el que cuenta nuestra diócesis, lugar indispensable de primer anuncio, de ese diálogo fe-cultura siempre abierto. Para ello ya está en funcionamiento una comisión para establecer lugares, itinerarios y publicaciones que nos acerquen a estas expresiones de fe artística y sirvan de estímulo para otras realidades sociales.
Si el arte ha sido el medio de comunicación de los tiempos antiguos, hoy son los nuevos medios de comunicación los que tienen una repercusión formidable que a nadie se le escapa. Son otro lugar al que asomarse y que queremos potenciar: la publicación Pueblo de Dios, la página web y las redes sociales, entre otras iniciativas.
En la línea de la comunicación, queremos seguir potenciando el diálogo con distintos sectores de nuestra sociedad, al igual que hicimos en el curso pasado, como un espacio en el que encontrarse y señalar a Jesús.
Confiemos que una adecuada renovación de las estructuras pastorales diocesanas y parroquiales, nos ayuden a ser más ágiles en la transmisión de la Buena Noticia, que es nuestra razón de ser.
No nos olvidamos de todas las acciones que se realizan en los diferentes campos: educativo, laboral, caritativo, etc., en los que la Iglesia siempre estará presente.
Estos son a grandes rasgos los objetivos que nos planteamos para este curso pastoral, que pondremos confiadamente a los pies de la Virgen de Valvanera, Dm, el próximo sábado 10 de septiembre. Espero poder saludaros allí. Que como Ella, sean cauce de felicidad y salvación para muchos.
Con todo afecto y la bendición de Dios,
+Santos Montoya Torres
Obispo de Calahorra y la Calzada-Logroño.